domingo, 22 de marzo de 2009

Visita al ginecólogo

En una emisora de radio de Cuenca, dan un Premio de 1,000 a 5,000 € a la persona que cuente una historia verdadera, que le hubiese sucedido y la hubiese puesto en una situación embarazosa, vamos… de las que te dan ganas de tirarte de un quinto piso. Ésta fue la historia que ganó los 5,000 €.

...Tenía consulta con el ginecólogo esa semana, pero quedaron en llamarme para confirmarme el día y la hora de la consulta. Recibo temprano la llamada de la enfermera del consultorio informándome que mi consulta era para ese mismo día a las 9:30 de la mañana. Acababa de desayunar y eran las 8:45...

Entré en pánico, no tenía ni un minuto para perder. Yo tengo mucho cuidado con mi higiene íntima, principalmente si voy al ginecólogo, pero esta vez ni siquiera me daba el tiempo para darme una ducha. Subí las escaleras corriendo, me quité el pijama, agarré una toallita lavada y doblada que estaba encima del borde de la bañera, la desdoblé, la moje pasándola después con todo cuidado por mis partes para tener la seguridad de que quedaría lo mas limpio posible. Tire la toallita en el cesto de ropa sucia, me vestí y volé para el consultorio.

Llevaba pocos minutos en la sala de espera cuando me llamaron para hacerme el examen. Como ya sé el procedimiento, me senté sin ayuda en el borde de la camilla e intenté imaginarme muy lejos de allí, en un lugar como el Caribe.

Me quedé muy sorprendida cuando el médico me dijo:
- ¡¡OH la la, hoy hizo un esfuerzo extra para estar más guapa!
No recibí muy bien el cumplido, pero no respondí.
Me fui a casa tranquila y el resto del día se desenvolvió normalmente: limpie la casa, cociné, tuve tiempo de leer una revista, de ver el tomate, etc.

Después de la escuela mi hija de 6 años me gritó desde el baño:
- ¡Mamá! ¿Dónde está mi toallita?
Le grité que sacara una limpia del armario. Cuando me respondió, juro que lo que me pasó por la cabeza, fue desaparecer de la faz de la tierra. El comentario del médico martilleaba en mi cabeza sin descanso y mi hija me dice:
- ¡¡No mamá, yo no quiero una toallita del armario, quiero aquella que estaba doblada en el borde de la bañera. Fue en esa en la que dejé todas mis brillantinas, purpurinas y estrellitas doradas!!

No hay comentarios: