martes, 28 de octubre de 2008

Los milagros no son para todos...

Se encuentran un inglés, un alemán y un español en un restaurante. De repente el inglés le dice a los otros:
- Oye, ese de ahí en frente es Jesucristo
- Bah, que va a ser Jesucristo... Le contestan.
Que sí, que sí. Pero si es igualito. Ese de ahí es Jesucristo seguro.
Se levanta el inglés, se dirige hacia el hombre de la mesa y le dice:
- Oye tu eres Jesucristo
- Sí, pero no grites mucho, que quiero cenar tranquilo...
Y el inglés loco de alegría le dice:
-Tengo una lesión en la rodilla que me hice de pequeño haciendo deporte. Por favor, cúrame.
Jesucristo le dice
- Vaaale, pero no digas nada a tus compañeros, que luego vendrá todo el mundo a pedirme milagritos, y quiero cenar tranquilo.
-De acuerdo
Jesucristo, aburrido, le pone la mano sobre la rodilla y le cura.
Al segundo, se acerca el alemán.
- Oye, que acabo de ver lo que has hecho con mi amigo inglés, y tengo un ojo de cristal, por favor cúrame.
Jesucristo, le pone la mano en el ojo y se lo cura.
El alemán se va a su mesa.
Entonces Jesucristo empieza a pensar que en breves instantes aparecerá por allí el español queriendo, como todos, que le cure, pero el tiempo pasa y el español no se mueve.
Al terminar de cenar, Jesucristo, ya mosqueado y picado por la curiosidad, se levanta y se va hacia la mesa donde están los tres y poniéndole una mano en el hombro, al español, le pregunta:
- Oye, ¿tú por qué no has ...?
Y el español salta de la silla y apartándose violentamente le dice:
- ¡EHHHHH! ¡SIN TOCAR QUE ESTOY DE BAJA!

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