lunes, 18 de mayo de 2009

El abogado y el genio

Esto es un abogado que vaga varios días por el desierto. Va perdido. Sin
rumbo. En esto, que se encuentra una vieja lámpara de aceite... y le atiza una
señora patada. De la lámpara sale un genio y el abogado se queda de piedra.
El genio le dice:
- Hola, insignificante humano. Soy el genio de los abogados.... Tú me
has rescatado y por eso te voy a conceder tres deseos.
El abogado, que se relaja y comienza a sentirse la persona más afortunada
sobre la faz de la tierra, va y le dice:
- Vale. En ese caso ahí va mi primer deseo...
El genio le interrumpe y le dice:
- Alto ahí, infeliz. Todo lo que a ti te sea concedido se le concederá
por duplicado a todos los abogados del planeta.
El abogado pensó "¡Ostras!". Y después sonrió ligeramente.
- Vale. Sin problemas. En primer lugar quiero una rubia macizorra a mi
ladito.
- Sea - dijo el genio. Apareció la rubia, y al resto de los abogados
del mundo se le aparecieron dos rubias, una a cada lado.
- En segundo lugar- dijo el abogado-, quiero un Ferrari Testarrosa.
- Sea.
Y al resto de abogados del mundo les aparecieron dos Ferraris en la puerta
de sus despachos.
- ¿Cuál es tu tercer deseo?- dijo el genio.
- Bien.... Yo.... Siempre he querido..... donar uno de mis dos
riñones...

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